Ignaz
Semmelweis era un médico húngaro que trabajaba en el hospital de Viena, dónde,
según los datos recogidos, una proporción alta de mujeres morían después de dar
a luz en su sección a causa de una
enfermedad contraída por las pacientes llamada fiebre puerperal, mientras que
en la otra sección el número de muertes era bastante inferior. Semmelweis se
planteó varias hipótesis hasta llegar a la correcta. Una de ellas les fue
atribuida a los estudiantes de medicina en prácticas por las lesiones
producidas por los reconocimientos poco cuidadosos que les practicaban a las
pacientes, aunque esta se desechó porque se redujo a la mitad el número de
estudiantes y se restringió al mínimo el número de mujeres que ellos
reconocían; la mortalidad, en cambió no disminuyó. En otra de ellas, Semmelweis
se preguntó porque la fiebre puerperal se dio en el hospital dónde las parturientas
estaban atendidas por médicos y no en la ciudad dónde las mujeres daban a luz
en sus casas con menor atención, aunque no fue capaz de resolver su duda. Él
siguió investigando todas las hipótesis: los estudiantes, las parturientas
hospitalizadas, las parturientas que daban a luz en casa,… Fue obteniendo
diferentes datos a partir de las distintas variables estudiadas en todas las
hipótesis que iba lanzando y contrastando todos estos datos, a los tres años de
investigar el problema, se le ocurrió la idea que tanto él como el equipo
médico y los estudiantes, antes de reconocer a las parturientas, solían
realizar autopsias, por lo que pensó que “la materia cadavérica” que estaba en
las personas muertas del hospital se transportaba a las parturientas y las infectaba,
cayendo en las fiebres puerperales y casi siempre en la mortalidad. Para
resolver esta hipótesis, Semmelweis ordenó a todos lavarse las manos con una
solución de cal clorurada antes de reconocer a ninguna parturienta. La
mortalidad comenzó a decrecer hasta tal punto de tener un número de muertes
inferior a la otra sección, por lo que esta hipótesis fue demostrada y aceptada
con el tiempo, haciendo que a partir de entonces todo el personal hospitalario utilicen
productos desinfectantes antes de reconocer a un paciente.
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